Qué jugador no ha dicho esta frase o alguna parecida: “He perdido por tiempo, tenía la partida ganada” El reloj de ajedrez, el tiempo que mide, es una variable muy importante en el ajedrez de competición tanto profesional como aficionado.
Conocer aperturas; el estudio de finales y del medio juego; profundizar en la táctica y en la estrategia son elementos esenciales en la mejora y perfeccionamiento de nuestro deporte, pero todos estos conceptos, a la hora de llevarlos a la práctica, quedan influenciados por el tiempo, el cual, se debe saber administrar para llegar a ser un buen jugador de ajedrez.
La importancia del Reloj de Ajedrez también queda explícita en Las Leyes del Ajedrez de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) que, en las vigentes al escribir este artículo, dedican, a nuestro protagonista, el artículo 6 completo.
El propósito de un reloj de ajedrez es dar a cada jugador una cantidad de tiempo para realizar sus movimientos. Esa cantidad de tiempo puede ser variable y dependerá del ritmo de juego. Podemos dividir el ajedrez de competición en función del tiempo otorgado en: ajedrez estándar, ajedrez rápido y ajedrez relámpago de más a menos tiempo de reflexión respectivamente. En Las Leyes del Ajedrez de la FIDE podemos encontrar la regulación de cada uno de ellos.
No hay tiempo límite para cada uno de los movimientos, son los jugadores los que deben distribuir su tiempo para toda la partida. Lo habitual es que los primeros movimientos de la partida, la fase denominada apertura, se realicen más rápidos, ya que los jugadores “saben” lo que jugar. El tiempo se cuenta hacia atrás y sólo el del jugador que tiene el turno de juego decrece. Si un jugador consume todo su tiempo y la partida no ha acabado, pierde la partida.